el adiós de la acacia

acaciaYo también recuerdo cuando talaron el árbol más viejo de mi ciudad, erredé. era un pino que estaba al lado de mi casa; yo era pequeña y no había día que no fuera a saludarle mientras paseaba con mi abuelita. Tu acacia tuvo el detalle de despedirse mostrando su verdadera cara antes de irse para que no la olvides. ¡No hay nada más valioso que los recuerdos!

Rostreador: erredé

Publicado el 4 de febrero, 2008 a las4:50 pm.
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3 comentarios en “el adiós de la acacia”

  1. ari...

    Si seguís el enlace, podréis leer la historia de erredé y la acacia. Erredé, ¡tienes que ilustrar este encuentro!

  2. clau...

    Aprender que, como decía Alejandro Casona, los árboles mueren de pie.

  3. Silvio...

    «Cuando organice mi vida, me sorprendi al hallar en el patio trasero de mi nueva casa, un arbol frutal joven, que al margen de la buena sombra que proyectaba en verano, nos daba sabrosos frutos sin pedirnos nada. A lo sumo, medio baldecito de agua si pasaban dias sin llover, e iba cumpliendo regularmente con sus ciclos, se despojaba del follaje en invierno para que nos calentara el sol y retornaba con fuerza durante el estio. Sirvio para atar a una fuerte rama la cuerda para tender ropa y cuando llegaron los niños los acogio paternalmente. Emularon a Tarzan entre sus ramajes, sus ramas se doblaron pero no se quebraron con el peso de sus travesuras y les dio sus frutos a sus pies. Asi fueron pasando los años y con ellos el acostumbramiento, luego la indiferencia. Cuando una peste lo ataco poniendo en peligro su existencia, todos se esmeraron en lograr el concurso de mejor botanico que lo salvo e hizo volver a dar frutos. Pero ya se iba notando su envejecimiento, su sombra no era la de antes, tampoco sus frutos que fueron mermando en cantidad y calidad. El tiempo fue agrisando su corteza hasta que un año ante la indiferencia de todos, sus ramas quedaron yermas y no dio un solo fruto mas. La rama que sostenia la cuerda de la ropa se quebro y hubo que buscarle otro soporte ya que nadie se acerco a el. Habia perdido todos sus atractivos, alguien por algun celular en un mensaje de texto que por fortuna el frutal no comprendia, arrimo la idea ¿Para que se quiere alli un tronco viejo? Mejor remplazarlo por macetas florales mas vistosas, y asi fue que un hacha lo convirtio en leña, a pesar de este destino, continuo brindando su calor como leña para la parrilla. Amigo/a, ¿Usted todavia conserva su arbolito en el patio trasero o ya lo trasplanto a un geriatrico?»